La tradición y la innovación se mezclan en los Países Bajos: las obras de arte, los molinos de viento y los tulipanes coexisten como parte de una arquitectura revolucionaria, un diseño de vanguardia y una vida nocturna sorprendente.
Es fascinante ver arquitectura visionaria junto con estilo vintage, todo ello combinado con un diseño contemporáneo. Es sorprendente ver los mercados callejeros que venden arco-iris de flores frescas, arenques crudos o strophwelsrellenos de caramelo (gofres con sirope de caramelo).
Los cafés situados junto al canal constituyen todos los motivos por los que le encantarán los Países Bajos. Pero apreciará más aún el espíritu del país. Si algo no existe, un holandés lo inventará, lo construirá, lo fabricará, lo comercializará (el país es uno de los principales creadores de nuevos productos del mundo) y lo reciclará: lo hará realidad. Existe la sensación general de que todo es posible.
La geografía desempeña un papel clave en los paisajes icónicos de los Países Bajos. Más de la mitad de la superficie del país está por debajo del nivel del mar y el 20% se ha ganado al mar. Por eso todo el país está lleno de pólders.
Los vientos continuos del Mar del Norte han permitido el funcionamiento de molinos de viento desde el siglo XIII. Bombean el agua de los diques y se utilizan para hacer harina, por ejemplo. Aproximadamente dos tercios del área total del país se dedican a la agricultura, incluyendo los campos de tulipanes.
El legado de maestros holandeses como Rembrandt, Vermeer, Van Gogh, Frans Hals, El Bosco, Piet Mondrian y MC Escher se muestra en las paredes de museos famosos en todo el mundo.
El paisaje, pintoresco y sorprendentemente llano, convierte el ciclismo en un placer incomparable. El ciclismo forma parte integrante de la vida de sus habitantes: más que un cuarto de todos los viajes que se realizan en el país se hace en bicicleta, una cifra que supera un tercio en las grandes ciudades, una de ellas Ámsterdam, la capital del país.